En el centenario del Desastre de Annual, el historiador Luis Hernando Arribas honra con un libro la memoria de los burgaleses que perecieron combatiendo en el Rif. La obra también incluye a quienes murieron en las guerras de Cuba y Filipinas.
La Segunda Guerra de Marruecos, también conocida como Guerra del Rif, mantuvo en vilo a España durante más de tres lustros, entre 1911 y 1927, y tuvo en el año 1921 su punto álgido con el famoso Desastre de Annual, la mayor catástrofe bélica de la moderna historia de España, hecho del que se cumplen cien años en julio. España y Marruecos se enzarzaron en una contienda que dejaría como resultado decenas de miles de muertos, el descrédito de un país que lo había perdido prácticamente todo y la aparición de una nueva mentalidad militar que sólo una década después acabaría gestando una sublevación que derivaría en guerra civil. Después de que en 1909 guerrilleros de la región del Rif atacaran por sorpresa a los trabajadores que estaban construyendo la línea del ferrocarril en Melilla, causando numerosas bajas entre los operarios españoles, se produjo una reacción tan inmediata como dolorosa, siendo su ataque un fracaso en el conocido como Barranco del Lobo, donde perecieron 150 soldados españoles.
Con Alfonso XIII en el trono y Maura como presidente del Gobierno, España, que aún se lamía las heridas por la pérdia de las últimas colonias de ultramar, se lanzó a la conquista del Rif, tomando una impopular medida: la llamada a filas de miles de reservistas, buena parte de los cuales eran únicos sostenes económicos de sus familias, lo que se tradujo en violentas protestas y en huelgas generales. Aunque España logró aquel año imponerse a los rebeldes rifeños, las brasas del enfrentamiento no se extinguieron definitivamente, y en 1911, una nueva sublevación de guerrilleros marroquíes dio origen a la guerra abierta -donde mediaron hasta las armas químicas- que se acabó prolongando hasta el Desembarco de Alhucemas, en 1926, que dio el triunfo a los españoles (con el apoyo de los franceses) y el control total sobre el Protectorado Español en esa zona de Marruecos.
Fueron muchos los burgaleses llamados a filas para combatir en el Rif. Y muchos de ellos murieron. Ahora, cien años después del Desastre de Annual, un libro honra la memoria de todos los caídos en aquel trágico episodio del verano de 1921. El historiador Luis Hernando Arribas ha buceado en archivos para sacar a la luz en la obra Memoria de los desastres las listas de todos los burgaleses combatientes que perdieron la vida en Marruecos (el libro incluye también las de quienes perecieron en Cuba y Filipinas). Se conocía el papel de algunos burgaleses en la contienda con los rifeños, caso de Manuel Ruigómez de Velasco, médico militar de Villasana de Mena que en julio de 1919 protagonizó un valeroso acto que le valió la Cruz Laureada de San Fer nando; también el de Eduardo Pérez Ortiz, militar liberal y político de hondas convicciones republicanas nacido en Miranda de Ebro que desde 1911 participó en la Guerra de Marruecos como teniente coronel de Infantería, donde vivió en primera línea uno de los episodios más terrible del enfrentamientos con Marruecos, el Desastre de Annual. Pero los nombres de quienes allí perdieron la vida habían quedado olvidados en archivos y sus nombres languidecían en los periódicos de la época que daban cuenta de las pérdidas. Hasta que Luis Hernando Arribas los ha honrado incluyendo sus nombres y su lugar de origen en este libro.
En 1921, Abd el-Krim comandaba a las tropas rifeñas, infligiendo a las españolas pequeñas pero continuas derrotas, provocando continuos quebraderos de cabeza al Gobierno español. Sin embargo, el líder cabileño dirigiría en julio de ese año una acción bélica de enorm éxito para sus aspiraciones. La ofensiva, conocida como el Desastre de Annual y en la que los guerrilleros rifeños conquistaron la plaza castrense más importante del Protectorado que defendía el general Fernández Silvestre, se saldó con 10.000 víctimas mortales españolas, de las que 122 eran burgalesas. Se da la circunstancia de que aquel día el monarca español se hallaba en Burgos, celebrando los fastos del VII centenario de la Catedral de Burgos, ajeno a la masacre de sus compatriotas. «Los mandos fueron temerarios y se infravaloró a los rifeños; y las condiciones de los soldados estaban en malas condiciones», explica Hernando, que debe su aventura editorial a José Manuel Renuncio. «La idea del Protectorado era civilizar aquella zona. Y lo que era una acción buena se convirtió en un neocolonialismo cristiano con mucho protagonismo militar», concluye el historiador.
Los 122 caídos en Annual:
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Gabriel Sainz Puente Arenas
Eugenio Casas Quintana del Pidio
Saturnino Alonso Quintanadueñas
Mariano Antolín Quintanar de la Sierra
Teodosio Peñalba – Quintanarraya
Calixto Suazo Quintanilla del Agua
Félix González La Rebolleda
Manuel Gil Roa
Miguel Alonso Rojas
Buenaventura López Salazar
Eustaquio Hierro Salinas de Rosío
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Fuente: Diario de Burgos